Quizás para algunos, cueste mucho creer que una película como „El planeta de los simios“ pueda tomarse en serio, después de todo, dirán no es más que el producto de una mente algo fantasiosa creyendo que los monos será inteligentes y que gobernaran la tierra.
Sin embargo, cuando la primera película salió en los años 70 (he de reconocer que no he leído el libro y no se dé su repercusión) causo un impacto visible en las cuatro secuelas que tuvo y en el recuerdo de muchos. No hablemos de los efectos o maquillajes, quizás risorios hoy en día, pero hablemos del tema, del cambio y de la historia. La película original a mi punto de vista, cinematográficamente hablando, no es muy buena, tiene trazos de solvencia y profesionalismo pero por momentos no deja de ser una llamada película B pero la historia si lo es, una vez aquella palabra tan mágica y tan pocas veces comprendida, la historia nos atrapa haciendo que deseáramos saber más, queriendo saber que fue lo que paso o esta pasando y sobretodo como olvidar aquel final que nos dejó pensativos en el cine. No la vi en el cine, pero cuando la vi en mi antiguo aparato de VHS y frente a mi antiguo televisor (aun no era de pantalla plana) el impacto creo que fue el mismo. Yo entonces era un niño aun y quizá solo me sorprendió el cambio de dirección o la trama, sin llegar a entender lo que eso significa en verdad. Hoy he crecido y hoy lo entiendo más.
No hablare de las buenas actuaciones, ni los efectos especiales sencillamente fantásticos ni la puesta en escena ni la dirección (todos absolutamente superiores dejándome por momentos aún más impresionado de la otra película que espere con ansias pero no lleno mi apetito de sorpresas “Dunkerque”). Sino de algunos momentos de la película que bien merecen comentarse.
La historia difiere un poco de la película original, convirtiendo a Cesar en un personaje casi mediático, sabiendo que su misión es la de ser un líder y sabe que eso lo llevara a tomar decisiones difíciles, que incluso lo afecten a él pero el piensa siempre en el beneficio del grupo que lo eligió como líder. ¿De cuántos lideres actuales, de cuantos “managers” actuales podemos decir lo mismo? Vemos que hasta el más puro de las almas, puede caer en la desesperación y la venganza cuando es afectada ¿Cómo reaccionaríamos nosotros si nuestra familia es asesinada? Y vemos que el malo, dentro de todo, persigue un fin que nos lleva al límite de lo moral ¿Pensar en el todo sacrificando lo que más queremos? Donde no hay mucho que decir una palabra, un gesto, una mirada lo han dicho todo. El conflicto y el caos vienen por dentro. Y el dolor.
La película no es una película alegre en el sentido de la palabra, los personajes sufren y el dolor físico es el que menos importa. El dolor descrito en una genial escena, cuando el personaje militar le cuenta a su enemigo (y quizás al mismo tiempo el único que lo puede entender) la razón que lo llevo a actuar de la manera que lo hizo. Y cuando, teniendo en su mano todo lo que quiso, Cesar decide no dejarse llevar por su impulso sino por aquella humanidad que quizás ya no exista en los humanos pero si en los simios.
La película nos hace ver, quizás, lo peor y lo mejor de nosotros y nos ensena un proceso evolutivo que no queremos escuchar ni entender. Hoy´, tan absortos en diversión, bolsas, caídas, terrorismo, temor y distracción no nos ponemos a pensar de que solo somos aves pasajeras en la eternidad y de que la vida, después de todo siempre consigue su camino, sea de una forma u otra.
Si bien el personaje de Cesar no es un robot, me vino a la memoria aquella genial pregunta de la película “Terminator 2” que merece escucharse aun en estos tiempos “Si una maquina entendía el valor de la vida humana, quizás algún día nosotros también”
Película altamente recomendable. No se le pierdan.